En algunas mujeres, el abdomen tiene un doble sistema de aporte sanguíneo. Es decir, a pesar de que, como se ha explicado en el punto anterior, el sistema sanguíneo epigástrico inferior profundo resulta muy importante en cualquier paciente, algunas mujeres presentan un sistema epigástrico superficial capaz de aportar sangre suficiente como para garantizar la supervivencia de la piel y la grasa del abdomen por debajo del ombligo.
Mediante las técnicas de planificación preoperatoria con imagen desarrolladas en el año 2003 por el Dr. Masià, podemos saber antes de la operación si nuestra paciente es candidata a la realización de un SIEA o de un DIEP. El dominio de la técnica quirúrgica y el conocimiento preciso de la anatomía hacen que estas técnicas en manos expertas como las de nuestro equipo hayan reducido las posibilidades de complicaciones al menos de 1% con una total optimización en la selección de las pacientes y la adecuación de la técnica a realizar.
Desafortunadamente, este sistema de arterias y venas que proceden de la región de las ingles, sólo está presente en un 30% de las mujeres. Cuando se compara el SIEA con el DIEP, ambas cirugías emplean el mismo tejido abdominal, pero el SIEA utiliza unos vasos sanguíneos mucho más superficiales: eso evita tener que diseccionar el músculo y así se simplifica aún más la cirugía.
En otras palabras, como esta arteria (la epigástrica inferior superficial) se sitúa por debajo del tejido graso, justo junto a la piel, se puede acceder fácilmente a ella sin necesidad de separar las fibras musculares. Estos vasos sanguíneos son los necesarios para alimentar el tejido del abdomen que, luego, se transplantará a la zona pectoral y con el que se recreará la mama mastectomizada. El SIEA sólo puede emplearse en esas pacientes cuyos vasos sanguíneos superficiales son suficientemente grandes y fuertes como para dar riego circulatorio al tejido que forma la nueva mama.
La utilización de los vasos superficiales en el SIEA permite por completo evitar el tocar los músculos abdominales porque los vasos utilizados no viajan a través del músculo. El vaso que nutre al tejido del bajo abdomen es preservado y la piel y la grasa transferidas son transformadas en una nueva mama.
Igual que el DIEP, la extracción del tejido del bajo abdomen deja una delgada cicatriz y deja el contorno igual que si se hubiese realizado una dermolipectomía abdominal estética.
La duración de esta intervención es un poco menor, unas 4 o 5 horas, y también el postoperatorio se acorta un día (3-4 días). A las dos semanas de la intervención las pacientes pueden realizar una vida totalmente normal.
La restauración del pezón y areola es el siguiente paso. La cicatriz disminuye gradualmente con el tiempo. Para algunas mujeres la reconstrucción deja el pecho más firme y con una apariencia más joven que el pecho original, de aspecto y sensación muy natural.
Cuando las pacientes presentan un pecho contralateral caído o muy voluminoso utilizamos técnicas quirúrgicas de simetrización mamaria (elevación y reducción mamaria) que solemos realizar en la misma sesión quirúrgica de la reconstrucción. De esta manera la paciente evita tener que pasar 2 veces por el quirófano y someterse a la anestesia general.
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