Los piojos son insectos que pueden infectar diferentes animales. Cada tipo de piojo es específico de un tipo de huésped, por lo cual "nuestros" piojos no infestan otros animales (y viceversa). Los humanos pueden estar infectados por tres tipos de piojos: los piojos del cuerpo (Pediculus humanus corpóreos), piojos de la cabeza (Pediculus humanus capitis) y piojos del pubis (Pthirus pubis).
Dado que los piojos necesitan ingerir sangre humana con frecuencia, su supervivencia no va más allá de dos días fuera del cuerpo humano.
Los piojos, que miden unos 3 mm, no saltan ni vuelan (no tienen alas) pero se mueven rápidamente por el pelo seco. Los piojos de la cabeza se transmiten más frecuentemente entre los niños mientras juegan o hacen actividades en las escuelas (más aún en niñas, que suelen hacer actividades más tranquilas) por contacto directo. Afecta sobre todo a niños de 3 a 10 años, pero puede afectar gente de todas las edades y de todos los niveles socioeconómicos.
Las liendres son los huevos que ponen los piojos. Miden 0.8 mm y se adhieren con una especie de pegament a 3-4 mm del cuero piloso y son de color gris-marronáceo. El piojo saldrá al cabo de unos 10 días, adquiriendo el huevo un color blanco. En una infestación "normal" suele haber centenares de liendres al cabo de los afectados.
La infestación con frecuencia no da ningún síntoma. Cuando lo hace, y puede tardar un mes al dar manifestaciones, será en forma de picor en la cabeza, con frecuencia en la parte posterior de ésta. Las excoriaciones, o lesiones por rascado, pueden sobreinfectarse y dar lugar a la aparición de ganglios en el cuello.
Se tiene que explorar la cabeza de los posibles infectados (aunque no tengan síntomas) con luz natural o con una luz artificial intensa. El número de piojos que hay por infestación es bajo (8-12), son pequeños, se mueven rápidamente cuando son iluminados y por lo tanto son difíciles de ver. Las liendres están bien adheridas al cabelloo (a diferencia de lo que no son liendres, que se suele desprender con facilidad). Una buena forma de detectar piojos o liendres es con el uso de una llemenera, peine especial de puntas finas. Poner una película a los niños mientras se los peina permitirá que estén más quietos. Mirando a contraluz la llemenera se pueden visualizar las liendres y los piojos. Cuando se detecte un brote en la escuela es recomendable hacer un cribrage con la llemenera.
El tratamiento incluye 3 apartados:
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