Técnicas de reconstrucción con implantes mamarios

Desde la década de los sesenta, la industria médica y farmacéutica ha realizado un gran esfuerzo para conseguir implantes mamarios que se adapten lo mejor posible a las necesidades de las mujeres mastectomizadas. Conceptos tan revolucionarios como la expansión de los tejidos mediante implantes rellenable han ayudado a mejorar los resultados de estas reconstrucciones mamarias.

De hecho, durante la década de los ochenta, cuando las técnicas de reconstrucción autólogas (con tejidos de la paciente) dejaban secuelas considerables, las prótesis mamarias fueron las técnicas predominantes en este ámbito. Gracias a los avances en el conocimiento de la anatomía y la tecnología han reducido enormemente las lesiones colaterales que causan las reconstrucciones con tejido propio y, por esa razón, en la actualidad, los implantes se indican en casos determinados para lograr resultados satisfactorios.

Estas técnicas aportan volumen al pecho mediante la implantación de una prótesis en la zona del tórax. Entre ellas, la más conocida -y una de las más utilizadas en las décadas anteriores- es la técnica del implante con expansión tisular (de los tejidos). Estas operaciones son relativamente sencillas desde el punto de vista quirúrgico aunque, a su vez, suelen ofrecer resultados aceptables en la mayoría de los casos. Además, como los implantes tienen limitaciones, sus resultados no son definitivos.

Ventajas

La sencillez técnica
Brevedad de la intervención
No produce nuevas cicatrices

Desventajas

El proceso de reconstrucción requiere un período bastante más largo ya que las técnicas más empleadas, como la del expansor, necesita varios meses y varias visitas al médico para prearar una segunda intervención donde se realiza la reconstrucción definitiva.
A diferencia de los tejidos vivos, los implantes son elementos extraños al cuerpo humano y, a la vez, elementos artificiales que sufren un desgaste. Eso significa que puede ser necesario su reemplazo en un futuro.
La paciente necesitará unos meses para acostumbrarse al implante y a las sensaciones que le genera al realizar determinados movimientos. No se trata de sensaciones dolorosas, sino de cierta tirantez o ligeras molestias que le hacen ser consciente de que el pecho reconstruido no forma parte de su cuerpo de la misma manera que la mama sana.
Aunque muchas mujeres pueden sentirse satisfechas con el resultado logrado por los implantes, éstos no tienen la misma forma, caída, movimiento y evolución que la mama natural: con el paso de los años, el implante acaba creando una asimetría entre ambos pechos que a menudo precisa de cirugía plástica adicional. Es decir, el implante es un elemento estático que no cambia ni evoluciona en sintonía con los cambios y evoluciones del resto del cuerpo femenino. En algunas mujeres se pueden producir complicaciones como la contractura capsular o la intolerancia al implante.