El eczema o dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que aparece en niños y adultos con una piel especialmente sensible. Es una alteración crónica (es decir, puede durar años), que quiere decir que el niño tendrá épocas mejores o peores, dependiente del clima, la época del año, el estado de hidratación de su piel...
La contaminación -especialmente en las ciudades-, la higiene excesiva con uso de jabones, la dureza del agua, etc., son factores que pueden influir en la aparición de esta enfermedad.
Se acepta que la dermatitis atópica tiene un gran componente genético, es decir, que hay una alteración en la composición normal de la piel que se hereda dentro de la familia. En las familias con niños con dermatitis atópica, es frecuente encontrar miembros (padre, madre, hermanos, tíos...) con antecedentes de alergias, que han sufrido esta enfermedad, o bien bronquitis asmática o rinoconjuntivitis alérgica.
Si el niño no muestra otras manifestaciones (como asma, rinitis o conjuntivitis alérgica, diarreas...), en general no están indicadas. Sólo en niños pequeños con dermatitis atópica importante es necesario descartar alergia a ciertos alimentos como el huevo o la leche de vaca. Su especialista le orientará adecuadamente en caso necesario.
Es frecuente que el niño mejore mucho o se cure antes de llegar a la pubertad, pero esto no es siempre así y tampoco se puede predecir de forma fiable.
En niños pequeños, el baño debe ser corto y usando agua caliente-tibia, sin hacer uso de jabones. Es preferible utilizar aceites de baño infantiles, que proporcionan hidratación y protección a su piel. No debemos usar esponjas ni ningún utensilio para frotar la piel; el agua y las manos del cuidador (padre, madre, abuelo...) son suficientes.
En niños más grandes, es preferible la ducha que el baño, y deben usarse jabones de tipo "syndet" (que quiere decir, "sin detergentes"). En algunos casos más severos, se puede recurrir al baño, añadiendo aceites de baño -como en niños pequeños- o polos de avena coloidal; en este último caso, el niño debe permanecer 10-15 minutos dentro de la bañera.
Para secarse, las toallas o albornoces deben ser de algodón y no haber sido tratados con suavizantes durante su lavado. Es mejor secar simplemente por contacto, esto es, sin frotar la piel del niño para no irritarla.
Cuando el niño salga de la bañera o plato de ducha, y tras secarlo brevemente (con la piel levemente húmeda), es necesario aplicar una loción o crema hidratante infantil por todo el cuerpo. Son preferibles aquellas cremas sin perfumes ni ciertos conservantes y, en general, al folletín del producto se especificará que es apto para el uso en bebés y niños de corta edad.
Su médico o farmacéutico puede aconsejarle cuáles son los productos más adecuados.
Las temperaturas extremas no son buenas. Se recomienda mantener una temperatura ambiente en casa de 20-22 grados. Temperaturas superiores pueden aumentar la irritación y el picor del niño. Especialmente durante el invierno, época en la cual el niño con dermatitis atópica suele estar peor, las calefacciones bajan mucho la humedad ambiental; en este caso, el uso de humificadores es muy aconsejable (siempre y cuando se mantengan bien limpios). Las calefacciones se deben bajar al mínimo o desconectarlas durante la noche, cuando el niño duerme.
Es necesario evitar, dentro de lo posible, los siguientes factores:
Excepto en casos graves de dermatitis atópica, no hay demasiado problema. Sí que es cierto que el agua de la piscina es bastante irritante para el niño con dermatitis atópica. Aun así, un buen enjuague a la ducha posterior y la aplicación inmediata de una crema hidratante pueden contrarrestar estos efectos indeseables de las piscinas. En caso de brotes más graves de eczema, puede ser necesario interrumpir temporalmente la actividad. Hace falta recordar que el ejercicio físico es muy positivo para la salud de estos niños, como lo es para cualquier otro.
El sol puede mejorar los síntomas de la dermatitis atópica, pero debido a sus efectos prejudiciales sobre la piel, no se puede recomendar sistemáticamente. En cambio, los baños en agua de mar sí son beneficiosos. Es necesaria una protección solar adecuada, con cremas solares pediátricas de índice de protección superior a 40 (aplicar siempre 20-30 minutos antes de la exposición y repetir la aplicación después de los baños y cada 60-90 minutos), evitar las horas centrales del día (de 11 a 16 horas), mantener una buena hidratación del niño con agua o zumos, y recordar que los parasoles, la ropa y las gorras o viseras son también elementos de protección imprescindibles.
Los niños menores de 3 años no deberán tomar el sol en ningún caso.
No. Sólo debe evitar ciertos alimentos si el niño és alérgico a alguno de ellsos.
Hay que evitar la lana y ciertas fibras sintéticas. Se recomienda el uso de algodón para toda la ropa, incluyendo la de la cama. Al lavar la ropa, es preferible hacer un enjuagado adicional con agua -para eliminar residuos de detergentes- y evitar los suavizantes en exceso.
En ciertos momentos, las medidas de higiene y hidratación de la piel del niño no son suficientes para tratarlo. En estos casos, es necesario el uso de medicamentos, como por ejemplo, cremas con cortisona y otros principios activos. No hay razón para tener miedo de estos medicamentos si se hace un uso responsable atendiendo a las instrucciones de vuestro médico. En general, son productos seguros que se usan de forma intermitente, y que se dejan de aplicar al curar la zona con eczema. Confiad en las recomendaciones de vuestro pediatra o dermatólogo.
La toma de pastillas antihistamínicas se recomienda en casos de dermatitis atópica cuando el niño tiene mucho picor, se rasca mucho y está irritable. En general, se toman durante periodos de tiempos cortos y de forma intermitente. Seguid las instrucciones de vuestro médico.
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