La vigilancia activa es una opción para los pacientes con cáncer de próstata de bajo riesgo y, ocasionalmente, para algunos con cáncer de próstata de riesgo intermedio.
Sus médicos observarán de cerca su cáncer con revisiones médicas, analíticas, pruebas de imagen y biopsias de la próstata. Es un proceso continuo que hay que plantear de forma crónica, es decir, para toda la vida.
En la mayoría de casos se confirmará que la enfermedad no crece y, por tanto, se podrá seguir con la vigilancia. Al principio las revisiones son más exhaustivas y, con el tiempo, en general, se adecuan a las características de la enfermedad.
Si se detecta un crecimiento o progresión del tumor, entonces se plantearán las opciones pertinentes, la cirugía o la radioterapia.
Sus preferencias personales son importantes. No todos los pacientes son un buen candidato a vigilancia activa. Juntos, usted y el equipo asistencial deberán considerar:
1. Si hay una buena predisposición a convivir con la enfermedad sin tratarla.
- Si el entorno familiar lo apoya.
- Si se comprende que si la enfermedad evoluciona tendrá que recibir un tratamiento activo.
- Que los tratamientos activos pueden provocar unas secuelas que con la vigilancia activa se evitan. Hay que analizar qué importancia relativa tienen en cada paciente estos efectos secundarios
- Si su estado de salud (enfermedades asociadas, esperanza de vida) aconseja escoger la vigilancia activa u otra opción.
Si escoge la vigilancia activa, puede cambiar de opinión en cualquier momento y someterse a cirugía o a radioterapia, incluso si todas las pruebas muestran que la enfermedad no ha cambiado.
Si la vigilancia activa no es una opción para usted, el equipo asistencial le explicará en qué consiste la intervención quirúrgica y la radioterapia.
¿Qué esperar después de la vigilancia activa?
Las probabilidades de requerir tratamiento a lo largo de la vigilancia activa son de un 30% aproximadamente, pudiendo aumentar esta probabilidad a medida que se alarga el tiempo: a los 5 años la probabilidad de requerir otro tratamiento podría ser del 24%. A los 10 años la probabilidad de requerir otro tratamiento es del 36%. A los 15 años, la probabilidad de requerir tratamiento sería de un 45%.
Como observará, la vigilancia activa alarga el tiempo sin necesidad de tratamiento quirúrgico o de radioterapia a través de revisiones periódicas.
¿Por qué se hace vigilancia activa en este tipo de cáncer?
El cáncer de próstata es una enfermedad muy diversa que engloba muchas enfermedades en una. En los casos de mejor pronóstico sabemos que la capacidad de provocar problemas de salud a los pacientes es mínima. En este supuesto, el llamado cáncer de próstata de bajo riesgo está aceptada y es razonable no actuar, sino vigilar.
La vigilancia estricta a los pacientes en vigilancia activa permite minimizar los riesgos que la enfermedad progrese sin avisar. Por tanto, en caso de progresión, estaremos a tiempo para actuar con intención curativa.
Los riesgos de la vigilancia activa:
Existe la posibilidad de que el cáncer de próstata crezca durante la vigilancia activa. Si esto sucede, el equipo asistencial le recomendará otro tratamiento, como la cirugía o la radioterapia.
Los tratamientos que se ofrecen cuando se detecta la progresión de la enfermedad se adecuan a las características de la progresión. Así, aunque en general se mantendrán las opciones de cirugía o radioterapia, hay que tener presente que quizás ja no son válidas.
El seguimiento de la vigilancia activa requerirá seguir el protocolo de pruebas y exámenes de su médico. Inicialmente tiene una periodicidad de 3 o 6 meses, en función de la evolución. Las revisiones regulares aumentarán sus posibilidades de descubrir inmediatamente si su cáncer de próstata crece. Será necesario en algún momento del seguimiento volver a realizar alguna biopsia de próstata, así como una resonancia magnética de la próstata.