El cáncer de testículo
El cáncer de testículo es una enfermedad en la cual se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos del testículo.
1 ¿Qué es cáncer de testículo?
El cáncer de testículo es una enfermedad en la cual se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos del testículo.
Es un tumor poco frecuente, representando el 1-2% de todos los cánceres en el hombre, pero es el más común entre los hombres de 15 a 35 años. Se ha observado un aumento de la incidencia en los últimos 40 años en los países industrializados.
En la actualidad es uno de los tumores con menos mortalidad (5%) y eso es debido a la mejora de los métodos diagnósticos y a un tratamiento más eficaz. Los tumores de testículo responden muy bien a la quimioterapia.
El éxito del tratamiento está basado en realizar un diagnóstico precoz del tumor primario y lo más exacto posible del estadio clínico de la enfermedad. El tratamiento puede curar la enfermedad.
Si no se trata, el cáncer se puede extender a través de la sangre o de los ganglios linfáticos a otras partes del cuerpo como los ganglios, los pulmones o el hígado.
En la actualidad, en el Hospital del Mar diagnosticamos aproximadamente 10-15 nuevos casos al año. La mayoría de ellos están localizados en el testículo y se curan solo con el tratamiento quirúrgico.
2 Factores de riesgo
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Disgenesia testicular
Criptorquídia (falta de descenso normal hacia el escroto del testículo), hipospadias (ubicación anormal del meato uretral, en la cara ventral del pene), alteraciones en la espermatogenesis.
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Tumor testicular contra lateral o neoplasia in situ
Durante el seguimiento es importante controlar el otro testículo porque hay un riesgo aumentado de desarrollar también un tumor en el testículo sano.
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Factor hereditario
Cuando existe algún familiar de primer grado que haya tenido también cáncer de testículo.
3 Síntomas
La forma de presentación más frecuente es la sensación de nódulo duro en el testículo o aumento de volumen de éste. A veces puede haber asociado dolor o sensación de peso. No va asociado a sintomatología urinaria ni fiebre, que son normalmente situaciones frecuentes en la infección aguda del testículo.
A veces puede ser un hallazgo cuando se hace una ecografía testicular por otras razones (estudio infertilidad o de un traumatismo testicular).
La presencia de ginecomastia (aumento de tamaño del pecho) y/o dolor lumbar son menos frecuentes.
Estos síntomas son motivo de consulta al médico, quién determinará si es necesario realizar pruebas diagnósticas para descartar un cáncer de testículo.
4 Pruebas y diagnóstico
La exploración física es definitiva en la mayoría de los casos, siendo el más común el hallazgo de un nódulo duro no doloroso en el testículo, independiente del resto de estructuras testiculares (epidídimo y cordón espermático).
Las pruebas que se haran a continuación son:
- Analítica sanguínea con marcadores tumorales (LDH, BHCG i AFP).
- Ecografía testicular.
- Resonancia magnética testicular.
- Tomografía axial computerizada (TAC) tórax y abdomen.
5 Tratamiento
El primer paso siempre será plantear sacar el testículo afectado. Esto significa hacer una orquiectomía radical. Es una cirugía sencilla que requiere anestesia raquídea o general, en la que mediante una incisión inguinal se quita todo el testículo y cordón espermático. Normalmente se hace de manera ambulatoria o con un día de ingreso hospitalario. Requiere reposo durante un par de semanas y luego, progresivamente, se puede hacer vida normal.
Siempre que hacemos una orquiectomía se planteará la posibilidad, en el mismo acto quirúrgico, de colocar una prótesis testicular. Las prótesis están hechas de silicona y sólo tienen una función estética. Hay un riesgo muy bajo de que se infecten, lo que obligaría a sacarla. Si el paciente no lo tiene claro en el momento de realizar la orquiectomía, la prótesis se puede poner más adelante.
El tratamiento consiste en sacar el testículo afectado y esta intervención recibe el nombre de orquiectomía radical.
6 Vivir con la enfermedad
Aproximadamente 3-4 semanas después de la orquiectomía, se puede empezar progresivamente a hacer la misma vida que antes. En algunos casos, es necesario tratamiento con quimioterapia. Hay algunas alteraciones de la vida sexual que pueden aparecer después del tratamiento. Durante los 2 primeros años lo más importante es el seguimiento y es por eso que se hace un control más estricto.